lunes, 10 de agosto de 2015

Se fueron las #PASO, nos quedan los Pesos

De acuerdo a un par de publicaciones de diarios del exterior, los economistas vernáculos nos hemos convertido en una suerte de rockstars. Salimos con modelos y actrices, nos encanta el glamour de la noche porteña y nos acostumbramos a la buena vida.

Es que un economista es ante todo un recolector de información, que procesa datos para intentar modelar el futuro y en función de ese futuro adelantar decisiones para ganar dinero o al menos morigerar la pérdida.

Sería natural suponer que en un escenario de constante incertidumbre como el que atravesamos en este país, nuestro consejo profesional sea muy requerido. De ahí podemos concluir que nuestra pasión por las cámaras, los buenos autos y las mujeres voluptuosas no sea otra cosa que branding personal para conseguir más y mejores clientes. El éxito llama al éxito. Por supuesto en otro contexto.

En este país el consejo profesional o la martingala tienen casi el mismo valor, sobre todo porque en realidad el gobierno, que sería el que tiene que dar previsibilidad para que podamos hacer mejor nuestro trabajo, se dedica a fabricar datos para que quedemos una y otra vez en offside y entonces  seguir sosteniendo un modelo a todas luces irracional. Después de todo, si el que sabe no acierta, mejor votame a mi que por lo menos soy bueno en el casino.

Así las cosas, el sentido común, que es todo lo que queda, indica que hay que dar vuelta la tarjeta en cuotas sin interés y esperar a que vuele todo por el aire. O en su defecto, comprar dólares y esperar a que vuele todo por el aire. En definitiva, ir al casino y esperar que vuele todo por el aire.

En eso estaba pensando cuando fui el otro día por un par de zapatillas para jugar tenis. Como todo,  carísimo, pero claro con el plan "Ahora 12" del gobierno termina siendo una ganga. Salvo por un pequeño problema: el plan ahora 12 es solo para productos nacionales y las zapatillas eran importadas. O en realidad eran importadas hasta llegar a la caja, porque ahí una extraña mano te factura un producto nacional por un valor similar y entonces te llevas cualquier cosa en cuotas.

Curioso: el dinero de los jubilados que el gobierno usa para promover la industria nacional a través del consumo se va entonces a financiar importaciones. Y el estado recibe pesos a una tasa menor a la inflación. Solo en Argentina claro, un país con buena gente, donde los jubilados financian la compra de calzado deportivo, los autos y las minas de los economistas glamorosos.

Será por eso entonces que el dueño del casino sacó casi 40 puntos en las PASO y su rival unos cuantos puntos menos. Y será por eso también que después de ver el resultado me fui corriendo al supermercado y pagué en 4 cuotas sin interés una horma de fresco y 12 latas de dulce de batata con el descuento de los lunes. Antes de que a los jubilados se les acabe el dinero. Y antes que a los economistas se nos acabe el glamour.  Algo que predigo va a suceder en no mucho tiempo