lunes, 28 de agosto de 2017

Millennium - Man, el Dia-Guita


Cansado ya de no ser un „blogstar“ y no tener más que unas pocas visitas a mi blog, he decidido 
buscar maneras alternativas de generar ingresos. Al final del día las cuentas las tenemos que pagar todos por igual y cuando no alcanza para comprar una porción de batata y queso, la cosa se complica.
Así las cosas, pasé por la librería, me compré un par de libros de emprendedorismo y me di a la tarea de generar una buena sesión de Brain storming o tormenta de ideas.
La cuestión es que después de analizar todo tipo de modelos de negocio, desde vender paraguas robados en alguna esquina del microcentro hasta incursionar con alguna cocina en el conurbano (cocina restó, por supuesto) llegué a la conclusión de que el mejor retorno proviene de hacerse indígena.
Ya lo decía mi abuelo, las minorías tienen su destino asegurado y yo de minorías se bastante, a juzgar por el esfuerzo que le pongo a mi blog para mantener contentos a un pequeño grupo de fanáticos.
A partir de este momento y basado en mi análisis de mercado, mi nuevo apodo es Millennium-Man y pertenezco a la tribu de los diaguitas.  Y como buen descendiente de la tribu, lo primero que voy a hacer es reclamar lo que me pertenece. En este caso, 4 manzanas que se ubican en el radio que tiene por vértice a la esquina de Callao y Santa Fe y otro  el extremo en Juncal y Montevideo. Si vamos a reclamar, reclamamos bien. Al final del día la tribu se llama diaguitas y no „comegatos“: eso sería naturalmente en otro sector de la recoleta.
Por supuesto que para poder reclamar lo que me corresponde necesito un plan estratégico y  en mi caso voy a empezar por incendiar algunos vehículos en la zona para atraer a las cámaras de televisión. Allí me van a encontrar acampando en mi carpa de 4to grado desde la que voy a denunciar a las autoridades por supuesta persecución ideológica y apropiación ilegítima de bienes.  
Ocurre que Diaguitas ya no queda ninguno, así que la parte de la desaparición se da por probada. Y para reclamar las tierras, atesoro un ticket del FuddRuckers y unas fotos viejas que me saqué en el Cinema que demuestran que efectivamente estuve en esa esquina en reiteradas oportunidades. Raid televisivo y un buen discurso trosko de ese que compran los progres de barrio norte me aseguran unas cuantas horas rotando por los medios.
Si todo eso no llegase a prosperar, por supuesto que tengo un plan B: desempolvar los libros y hacerme abogado militante. Me parece bastante claro que puede haber una buena oportunidad defendiendo a los que en los próximos meses se la van a pasar desfilando por los tribunales. Eso también está en el análisis que realicé: bolsos con billetes no les faltan.
Por supuesto que como todo revolucionario, también tengo mi precio: me tiran una horma de batata y queso y vuelvo al laboratorio de ideas. Al final del día, es todo lo que vine a buscar.




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