De adolescente sentía fascinación por la historia. Será que tuve 2 maestros notables, será que siempre me gusto leer o será sencillamente que me gusta la historia.
Me fascinaban la cultura egipcia, el medioevo, la revolución industrial y hasta las guerras mundiales. Había sin embargo un agujero negro en mi libro de historia: la historia reciente.
Estamos hablando de 1987/88 y el libro terminaba con 1 hoja dedicada al peronismo del 73, media de las juntas militares y un párrafo para Alfonsín. Me sabía a muy poco: de un libro de texto de 200 hojas, 2 eran de historia actual. Como que le faltaba algo.
Por suerte ahora las nuevas generaciones tienen al Kirchnerismo que no solo se dedicó a escribir de vuelta toda la historia universal (sabías por ejemplo que Adan y Eva eran K? No tenían ni para la ropa y creían que estaban en el paraíso), sino que además en 10 años hicieron tanto que ahora hay un tomo para todo lo que pasó antes del 2003 y otro para los últimos 10 años. Y hasta se dedicaron a ponerle nombre a esta nueva era: la década ganada.
Es entendible que así sea. Un gorila como el que suscribe siempre admiró lo que pasaba afuera. Yo solo estaba interesado en la historia reciente pero para ver si el autor revalidaba mi "gorilismo". Para los del otro lado, los que forman parte del modelo, los que si están en esta "matrix", lo que pasa afuera no existe. Y en el fondo, si nos restringimos solamente a este país, en estos últimos 10 años pasaron muchas más cosas que en los anteriores 193. Es que en la Argentina K pasan cosas todos los santos días. Es como un continuado, viste?
Por eso es justo que este 25 de Mayo recordemos al pueblo que en 1810 quería saber de que se trataba, pero le debemos dedicar el 90% de nuestro tiempo a celebrar la llegada de Néstor y Cristina a nuestro planeta.
Pensemos un minuto. En 1810 el pueblo le pedía al rey que se vaya, que lo dejara ser independiente, que le devolviera su libertad y sus metales. 203 años después ese mismo pueblo le pide a ella que asuma su reinado, que acepte la coronación, que limite nuestra libertad y que se lleve todas las valijas con oro que quiera. No nos importa si hay una cava donde antes hubo una flor de caja fuerte. Queremos celebrar y punto.
Quedó bien claro que en 10 años ganamos mucho más que en los 193 anteriores. Vaya uno a saber porqué se le ocurrió a esos fantoches armar una revolución. Vivimos todo ese tiempo en las tinieblas del que no sabe lo que quiere. Por suerte después vino alguien que siempre supo lo que quiso: llevarsela toda a la bóveda. Y nuestros ojos se iluminaron para siempre. O al menos mientras De Vido mantenga los subsidios.
Argentinos, dejemos de pensar. Dejemos de soñar y de vivir. Somos un pueblo muy chato que nunca va a llegar a ningún lado. Coronemos pues mañana a Cristina reina eterna y disfrutemos este 25 de mayo de la alegría del que encuentra lo que ha perdido: ellos el oro que ahora se imprime en Ciccone (bendita revolución industrial), nosotros de los libros de historia llenos de historia reciente. Esos mismos libros que nos permiten ahora entender cuál fue la verdadera revolución de Mayo.
Yo mientras tanto me dedico a lo que más me gusta en la vida: disfrutar de una porción extra grande de mi postre favorito. Y que vivan Néstor y Cristina...!
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