En la génesis del cambio subyace intrínseca la posibilidad de cambiar tanto que el cambio no se perciba. Sería algo así como girar 360 grados de forma de mantener la misma dirección, convencidos de que cambiamos por el solo hecho de haber dado una vuelta en círculo.
Por eso en consonancia con los nuevos vientos que soplan en esta parte del mundo, voy a rebautizar este espacio como "Queso y Batata". Si bien los elementos que componen el postre son la mismos, el simple hecho de llevar a la boca el queso del lado de la lengua y el dulce de batata del lado del paladar, nos permite imaginar que estamos comiendo un postre distinto. Y por supuesto disfrutarlo de otra manera.
Verdadero cambio sería "Membrillo y Queso" pero queda claro que para eso deberemos esperar un tiempo. Por ahora nos vamos a conformar con alterar el orden de las cosas y después vemos. O tal vez ya pasamos por todas las etapas del cambio y yo me quedé más congelado que Walt Disney, de forma que 14 meses después descubrieron que el modelo pre existente era más sólido que cualquier otra propuesta.
Así las cosas, solo me resta esperar a que Mauricio anuncie desde su cuenta de Twitter que vamos a exportar la primer cosechadora 100% nacional a Angola, aplaudido desde la audiencia por varios de los profesores de economía clásica que me inspiraron en mi época de estudiante. Eso y un premio nóbel para Axel Kicillof por promover el desarrollo de las economías emergentes terminarían con este escritor con un chaleco de fuerza
Espero que no lleguemos a tanto. En definitiva me queda bastante por vivir. Entre otras cosas tengo que ir a comprar una nueva heladera en 50 cuotas promovida por el Banco Nación como contrapeso del plan "Precios Transparentes" que tenía por objeto bajar los precios mediante la correcta difusión de los costos de financiación.
Al parecer la medida no funcionó, los precios no bajaron, nadie compró nada a causa de la falta de financiación y afortunadamente en el diario del capitán Axel que alguien logró desempolvar apareció esta medida que les permite a los particulares seguir financiando su consumo con el erario público. Eso es verdadero cambio, porque es cambio del cambio. Al menos por ahora nos ahorramos la cadena nacional. No es poca cosa.
Si estabas esperando crédito a 50 años para comprarte un piso en Puerto Madero vas a tener que esperar. O sumarte al gobierno y gestionarlo. Eso supongo que no va a cambiar. No deja de ser paradójico en definitiva que votando a un presidente privado para gestionar la cosa pública sean los bancos públicos los que apuntalen el bienestar de los consumidores privados. Pero claro está, si no fuese así, ya no seríamos Argentina, el granero del mundo en el que necesitas cuotas hasta para ir al supermercado a comprar alimentos.
Por último me despido con una sugerencia: en función de lo caro que sale ir a Mc Donalds a comprar un combo cualquiera, no sería loable que el estado intervenga con un programa de "Precios Saludables" tendiente a ofrecer un menú oficial a $45 de hamburguesas de soja, papas sin sal agua mineral nacional subsidiado con fondos del Anses? Si quieren lo pagamos con la SUBE de forma de evitar subsidios indiscriminados. No vaya a ser cosa que algún vivo se quede con el vuelto. Eso ya lo vimos.
Hasta acá mi regreso con pena y sin gloria. Me voy rápido al súper: hoy con mi tarjeta Nativa puedo comprar queso fresco, un bien de lujo, con 30% de descuento. Al menos mi postre favorito sigue inalterado. Ese cambio no por favor.

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