martes, 13 de agosto de 2013

Crónicas de un opositor abatido - 2da parte

Tenemos un país único e irrepetible. Me animo a decir que somos una tierra de inventores audaces en la que todos podemos ser felices. Dejemos para los países centrales el modelo de democracia donde uno gana y todos los demás pierden. En el fondo eso no es otra cosa que una democracia de origen capitalista. Nosotros nos merecemos algo mejor.

En primera instancia la democracia de allá tiene 3 o 4 partidos.  Tal vez cinco. Es como el McDonald's de la democracia: no es la cosa verdadera sino una representación antojadiza de la verdadera democracia.

Esa es una primera diferencia: acá queremos "the real thing", la democracia representativa como la pensaron los griegos, donde todos votamos todos. Y para que todos podemos votar todo, cualquiera tiene que poder armar un partido político juntando algunas firmas y participar.  Nada de andar frustrando a la gente de entrada. Eso no genera más que resentimiento y es no es bueno en el país del amor.

Ahora claro, en este nuevo modelo nacional y popular ya aprendimos que cuando adaptamos algo que funciona bien afuera al sabor local, tenemos que revisar todo el proceso. Porque en el fondo, si vamos a dejar participar a todos para que solo uno gane, estamos mucho peor. Sería como jugar a la raspadita.

En esta verdadera democracia no queremos ese modelo del ganador arriba y los perdedores abajo. Nosotros queremos una democracia que tenga tantos ganadores como participantes. Que seamos todos ganadores y punto. Después de todo, si no tenemos guita, al menos dejemos que la gente se sienta bien.

El viernes pasado me quejaba de que ninguno de los políticos hubiera asistido en forma fehaciente al cacerolazo del #8A. En mi imaginación veía un gran escenario donde las 25 listas opositoras al modelo se pasaban el micrófono y arengaban a los votantes a elegirlos. Pero eso era solo mi imaginación. Eramos Millenniumman +10 y no miento. La próxima avisen y me quedo caceroleando en mi cocina, así por lo menos no molesto a nadie.

Recién el domingo por la noche pude entender porqué pasó eso: estaban todos muy ocupados preparando los festejos de su victoria. Todos separados por supuesto, porque en este modelo democrático con 25 partidos y 25 ganadores, todos tienen que tener también derecho a celebrar.

Así estaba Mauricio bailando cumbia con Antonia, festejando que había quedado primero en la capital y había hecho una buena elección en Santa Fe y Entre Ríos, que lo perfilaba para el 2015.  Y así estaba festejando también Carrió, que si sumaba todos los votos de las 4 listas de su espacio, era primera en capital y era también presidenciable.

En otra fiesta, Alfonsín y Stolbizer festejaban que eran la primera fuerza opositora a nivel nacional y por ende seguramente presidenciables de cara al 2015. Y por su puesto también había una fiesta en el frente renovador de Massa, que festejaba que era primero en la provincia y claramente un candidato de fuste para el 2015. Hasta había una fiesta en lo de Pitrola, que llegó al 1,5% de los votos y se aseguraba la participación en Octubre, donde seguramente va a poder volver a celebrar.

Pero lo más curioso es que también en el bunker de Cristina se festejaba, porque según muestra el gráfico que adjunto, su partido era la primera fuerza a nivel nacional de esta pre elección, algo que ella misma se encargó de aclarar.

Y es que en este modelo K de democracia Nacional y Popular, no importa tanto cuanto festejen los opositores. La sortija se la queda siempre la doña. Entre risa y canto, Cristina, que se quedó con la mitad de los votos que tenía en el 2011, volvió a ganar. Y mientras los chanchitos celebran en su casa hecha de palitos sus victorias individuales, ella intuye que con un par de soplidos le alcanzará para seguir gobernando a su antojo. Y créanme, tiene bastante razón.

Lo digo lisa y llanamente: yo no estaba celebrando mucho. Por supuesto que me alegra saber que Cristina dejó de tener el 54% de los votos y que la gente no vota solo con el choripán. Pero me hubiera gustado ver a los opositores construyendo una verdadera casa de ladrillos, esto es, articulando un verdadero espacio que en el 2015 pueda definitivamente dar por tierra con este modelo ineficiente que convierte en triunfadores a actores de reparto y financia las fiestas con nuestro dinero.

Les tengo malas noticias muchachos: ella todavía tienen el 30% y cada uno de Uds. no llega ni siquiera al 15%. Póngase de acuerdo Uds. en como van a hacer para llegar al 50% en el 2015. Yo les prometo que los voto.

Menos mal que por lo menos el chino de la esquina me traficó una lata de dulce de batata y un buen pedazo de queso fresco. Tanto festejo del otro lado de la pantalla me produjo un hambre atroz.


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