miércoles, 3 de octubre de 2012

Bienvenidos a KristiLand


Me debía un regreso de este calibre: filoso, ingenioso, pero por sobre todas las cosas bien ácido. La entrevista de Cristina en Harvard era el despertador cerebral que andaba necesitando para volcar al papel una nueva serie de posteos sobre nuestra intrascendente y conflictiva levedad existencial.

A decir verdad 2 causas me habían alejado de la cyberpluma. La primera tiene que ver con la falta de originalidad del contenido. Si no hay material fresco para disparar la creatividad se hace difícil escribir. Los escritores necesitamos inspiración. Y los actos de este gobierno ya perdieron frescura. Es más, de tan malos se han vuelto totalmente predecibles. Y de tan predecibles se vuelven obvios y si son obvios no son divertidos...o tal vez si, pero la cosa pasa por twitter y otros canales más dinámicos. Cuando llega a mi blog, ya viene el hueso pelado.

La segunda causa en realidad también está relacionada con la primera. Hoy proliferan un montón de escritores anti-K en todas las plataformas. La competencia se ha vuelto espantosa. Sin ir más lejos, hasta los medios se han hecho eco de este fenómeno y mientras La Nación tiene a Raymundo Roberts, Clarin hecha mano de la hábil pluma de Sebastian Borenzstein, jugadores ambos 2 de otras ligas mayores. Hasta Lanata con su standup tipo Seinfeld me compite en forma ilegal. Por suerte el 7D los va a acomodar a todos en su lugar y los blogeros indendientes vamos a volver a recuperar nuestro lugar.

Y eso es lo increíble de este gobierno: escribe su propio réquiem. Antes de que se impusiera el Fútbol para bobos, los domingos a las 22 hs. todos veíamos fútbol de primera para ver cosas tan inútiles como el telebeam.  Ahora que ver el fútbol es más "quemagorra" que ir a un vernisage de un tiempo compartido, no nos queda otra que ver a Lanata. Y si privatizan el fútbol así lo limpiamos a "Periodismo para todos"? Yo se que privatizar suena un poco a noventista, pero realmente Jorge ocupa un espacio que no le es propio. Una cosa es pelar con Mauricio y otra que los golpes vengan del otro riñon.

Pero bastante hablé ya de mi motivación. Vamos a la verdadera noticia. Se viene Kristiland, el magic K-ingdom vernáculo. Va a estar ubicado donde queda tecnópolis. El objetivo es claro: como con tantas restricciones ya nadie puede salir del país, estamos trayendo al mundo a nuestra realidad. O al menos una réplica del mundo. Esa es una de las cosas que más me disgusta de este país. La replica barata de lo que se vende allá y encima cara. Porque no se vayan a creer que K-ristiland va a ser barata...

La principal atracción del parque claro es el tren fantasma. Apenas accedés, te van a recibir unos pingüinos y te suben a un tren de esos de Cirigliano que te lleva a la primera estación. Por un tema de calibración, a veces el tren frena 150 metros antes de la estación o se pasa de largo. La clave por supuesto es viajar en algún vagón central de forma de no errarle al andén o morir en un posible accidente.

En esa primera estación tenés que cambiar tus billetes por unas monedas con la cara de Boudou. Si pagás con tarjeta puede que te carguen un 15% adicional en concepto de retención por impuesto a las ganancias. Igual no calienta: lo podés incluir en tu declaración jurada del presente año, pero recordá no tirar el billete con la cara de Kris que te usaste para ingresar al parque. Sino marche preso. Los turistas que quieran pagar con dólares se tendrán que resignar a usar los servicios de Cristobal Lopez: $3,50 por  billete con la cara de Washington.

En esa primera estación la verdad es que no hay mucho para hacer. Lo mejor es cambiar las monedas, recorrer un poco las imágenes del bicentenario que nos refrescan un poco de la historia del país (desde el 2003 hasta nuestros días, porque claro, antes éramos solo una colonia) y esperar el tren para ir a la segunda estación. Seguramente haya alguna demora producto de un descarrilamiento. Hay que entender que para nosotros eso es cosa de todos los días pero los turistas lo viven como parte del show. En orlando viene un tiburón que se come el último vagón. acá no podemos ser menos...

Ya en la segunda parada empiezan las actividades. Imperdible el tiro al blanco de Hebe y los guachiturros. A diferencia de otros parques, en este caso te dan un rifle de verdad. El objetivo es voltear la mayor cantidad de muñecos de la policía metropolitana en la menor cantidad de tiempo. Si lográs 100% de efectividad te regalan un gorrito de esos que usa esa "yuta" de recoleta. Está re-canchero!

A partir de ahí lo mejor es caminar. Volver a esperar el tren puede demorar bastante, en este caso por una huelga. Además las estaciones que siguen son las mejores y generalmente hay cola y la tarjeta SUBE no es como el Fast Pass de Disney: acá solo podés colarte si sos panelista de 678 o si tenés una foto autografiada de Boudou.

En la tercera parada está la guardería de los jovenes románticos de La Campora con una invitación irresistible: un juego de rol basado en el best seller "El Nestornauta".  En realidad tal vez no sea  una buena idea dejar a los pibes en manos de estos progres newage de barrio norte. El lunes lo tenés a tu pibe tomando la escuela y reproduciendo frases hechas como: "La corpo" y "Clarín Miente"

En la cuarta estación te vas a encontrar con uno de los juegos más fabulosos del parque. "El mono cacerolero" no es otra cosa que el Donkey Kong en versión full life. Está muy bien pensado: se escucha un audio de la presidenta y cada tando al mono le agarra la loca y entra a revolear cacerolas que hay que esquivar. Hay una sección especial donde hay que hacer equilibrio al mejor estilo Scioli, Sólo para expertos. Lo mejor igual está por venir.

En la estación número cinco se encuentra un juego de características más intelectuales: el Triviakris. Enfrentado a un holograma de Cristina participás de un típico juego de preguntas y respuestas. Que te quede claro: no tenés chances de salir victorioso. Como bien explica el gran Feinmann, no tenemos posibilidad alguna de llegar a los talones del conocimiento de nuestra jefa de estado. Por algo ella está donde está y nosotros somos unos simples visitantes de su parque. Vos sabías que el prefijo "Al" es de origen arábigo? Y que por ende el Alfajor viene de Arabia? Ves, sos como yo, que estudié en Harvard y tengo menos conocimiento que los que estudian en la universidad de la Matanza. Mejor seguir de largo entonces.

Una buena alternativa para no terminar en el diván por haber dilapidado dólares en una universidad que cuesta miles de dólares y que no te enseña el origen del alfajor ni te puede explicar como hizo Cristina para pasar de tener $2 millones a $79 millones,  es pasar a la siguiente estación donde se encuentra el simulador de Aerolíneas. Es el juego más caro de todo el parque: nos cuesta 2 millones de dólares por día y encima cada 2 por tres no se puede usar porque hay huelga de personal. Pero bueno, está justificado porque es una buena forma de dar empleo a un montón de vagos que sino no podrían hacer nada de sus vidas. Hay que ser solidarios con los que no tienen capacidad intelectual ¿no te parece?

El siguiente juego es el Love Boat, el tipico barco con camarotes y boliche. Lamentablemente en mi visita al parque estaba embargado por los fondos buitres y encima había un motín de los gendarmes así que no se podía acceder. Algunos visitantes insistieron en que se trataba de un golpe de estado. Es muy probable que haya sido toda una maniobra de la corpo y La Nación para que nos quede un mal sabor a los visitantes.

Ya llegando al final del parque te queda un sección solo para fanáticos: 120 minutos de recopilación de los discursos de Cristina en 3D y con sonido sorround. Entonces te querés rajar, volvés a la caja a cambiar tus Boudous por pesos y resulta que te dan solo la mitad de lo que pagaste porque el nabo se compró una fábrica para hacer billetes e imprimió tantos que en un par de horas tu dinero vale un 50% menos. La magia de los K, transformar algo que tiene cierto valor en otra que no vale nada.

A esa altura ya te juro que dan ganas de ir corriendo al juego del mono, agarrar una cacerola y empezar al golpearla con un cucharón. A la salida además hay que tener cuidado. Mientras esperás el colectivo que te lleva de vuelta a tu casa puede ser que tengas que colaborar voluntariamente con una serie de personajes que te apuntan con pistolas y otras armas blancas. Igual es a voluntad, ¿viste?

Por suerte ahora estoy de vuelta en mi casa, disfrutando de muchas señales de cable que el 7D no van a existir nunca más y comiendo un rico pedazo de Batata y Queso. Eso es vida...


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